- Para guardar los sentidos se necesita la práctica de la mortificación interior y exterior (dominio de la curiosidad, orden en el uso de la vista, de la lengua, etc., de forma que no conduzca a la ofensa a Dios).
- Se necesita vivir la virtud e la templanza (en la comida, la bebida, en no concederse determinados caprichos). La templanza lleva a evitar una búsqueda desordenada del bienestar y de la comodidad; a no cultivar una susceptibilidad exagerada; a luchar por vencer el desorden en el carácter, las manifestaciones de ira, el amor propio exacerbado que lleva a manías, a victimismos, etc.
La suma de situaciones de destemplanza propicia los pecados contra la Santa Pureza.
Con ayuda de la Gracia, una persona que guarda los sentidos, que practica la mortificación cristiana y se esfuerza habitualmente por vivir con humildad la virtud de la templanza, además de ganar en fortaleza, personalidad y autodominio, se aleja de las ocasiones de pecar y fortalece su alma, mediante estos buenos hábitos, para vencer en el momento de la tentación.